16.10.15

Cuando se enciende la bombilla de la insensatez.

De esto que se te ocurre una idea. Un idea  que a primeras te parece alocada. Pero te lo imaginas y empiezas a verla factible.
En ese momento sabes que ya no podrás quitártela de la cabeza.

Probablemente sea una malísima idea que sabes que puede acabar siendo un desastre total, pero por alguna razón (o sin ninguna) te parece genial, y poco a poco se va incrustado en tu cerebro, ignorando cruelmente a la molesta vocecilla de la sensatez, que hace sonar todas sus alarmas en un intento de hacerte volver a tus cabales.
Pero ya es tarde.

A veces pasa el tiempo, dudas y acabas escuchando a la sensatez, que con un tono de orgullo mal disimulado te repite una y otra vez sus advertencias. -"Vale." -Le dices - "Quizás no sea una idea perfecta. Quizás no salga bien, quizás lo mejor sería escucharte. ¿Pero sabes?  Lo voy a intentar."-
Y ya no oyes nada más, aunque la pobre siga quejándose, desesperada y rabiosa.

Puede que te arrepientas y vuelvas con el rabo entre las piernas a llorarle a la sensatez, reconociendo tu error. Pero también puedes arrepentirte si no lo haces, y siempre te quedará la duda de cómo habría sodo. Y quieres hacerlo, no te engañes.

Así que si se te enciende una bombillita, si te entran ganas de hacer algo o de decir lo que sea, por más estúpido que suene en voz alta, no pienses tres veces, hazlo dos que ya es bastante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario