26.4.16

no quiero jugar

Encierro consentido
es el precio de jugar
a aceptar las reglas
del juego del Estado.

Impotencia con trazas de rabia
es la condena
para quienes eligieron
no participar.

Luchar por la libertad
sin apenas ser libres.
Luchar por la vida
cuando casi no nos pertenece.

¿Qué queda si no?
Cadenas que atrapan sueños,
conformismo lleno de dolor
y solo un camino que va a la muerte.

Ser solo un número más,
esa ficha del parchís
que aun habiéndola visto caer
nadie se agacha a buscar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario