Me encanta acariciarme la cara,
tocarme la cabeza recién rapada,
pintarrajearme las piernas,
buscar la asimetría en mi anatomía.
Conversar conmigo misma
y con el cuaderno;
leerme las manos y los poemas
para entender solo lo que quiero.
Estar sola y sentirme llena
acompañada como la luna
que lejos y solitaria
sabe que forma parte de nosotras.
Bucear en mí sin saber si es mi cabeza
o un lugar más secreto que me habita,
feliz por fin de ser tan poco
y a la vez serlo todo.
Sonreírme cuando en mí os encuentro.
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