8.1.16

extremos

A veces no sé si he aprendido a ser feliz
o a no serlo.
Cómo averiguarlo
si los dos extremos me acaban llevando a lo mismo:

Altibajos como una montaña rusa en nivel extremo;
me conozco demasiado bien lo que hay abajo
como para no reconocerlo desde arriba
y saber cuándo estoy cayendo.

Menos mal que del impulso que llevo
tendré la suerte de rebotar,
[aunque duela]
y no quedarme nunca más por el suelo.

Así pasará el tiempo
y me seguiré agotando
intentando parar la vagoneta en lo más alto.

Si algún día lo consigo solo me quedará atreverme a saltar
y volar en horizontal,
sin miedo.

Habré vencido a los extremos.

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