11.1.16

A la hora de dormir

A la hora de dormir el sueño se esfuma.

Recuerdos que parecen nuevos corretean por mi mente haciéndome sonreír y lloriquear a partes iguales.

Sed, frío, calor, ganas de hacer pipí, lo que sea menos paz.

Los ojos se me cierran pero aun a través de los párpados molestan unas lucecillas traviesas, que son como los restos de la actividad del día.

Una canción se repite en la cabeza una y otra vez, pero solo la frase más pegadiza.

Mierda, qué de cosas tendría que haber hecho hoy...

Intento imaginar algo bueno del día que viene al despertar, a ver si así la voluntad vence al imsomnio.

No funciona y mis problemas han dado tantas vueltas ya en el cerebro que pierden el sentido.

Escucho a mi perro respirar profundamente y trato de acompasarme a sus pulmones.

Contar ovejitas y otros trucos populares requieren una mente mucho más en blanco de lo que está la mía...

Cojo el móvil una y otra vez... maldito vicio. Ni siquiera tengo ganas de hablar con nadie... [o con nadie que tenga ganas de hablar conmigo].

Otra noche más como tantas que siempre acaban igual que lo está haciendo esta: con cualquier idea escrita a papel o en digital, para acabar olvidada, guardada en mis cajones o publicada en mi blog, dándome orgullo, melancolía o vergüenza al releerla.

Al final caigo cada noche, pero por la mañana no recuerdo como lo conseguí y me toca empezar de cero.

¡Qué complicado es dormir desde que no despierto donde quiero!

No hay comentarios:

Publicar un comentario