¿Qué sentido tiene ponerme a estudiar
cuando me siento tan jodidamente VIVA?
cuando cierro los ojos y se me llena el pecho
de tantos afectos tan puros que no tienen nombre
cuando hay millones de vidas como la mía
en riesgo de no serlo, o no siéndolo
cuando todavía existen las fronteras,
la propiedad, las cárceles y la autoridad
cuando la comida aún se negocia
y a la Tierra le quitan la T mayúscula
cuando nos siguen asesinando y violando
como si fuera una cotidianidad más del mundo
cuando hay mil luchas que no pueden esperar
y además, yo no quiero esperar más.
¿Qué sentido tiene ponerme a estudiar
cuando estoy tan sencillamente VIVA?
cuando puedo correr, saltar, meter una canasta,
pedalear hasta no sentirme las piernas
cuando os escucho cantar, leer, pensar
o descifraros un poco a vosotras mismas
cuando mirarnos a los ojos me enseña más de lo que importa
que mil hojas de apuntes lógicos y vacíos
cuando duermo con un perro que me mira
con tanta dulzura que sé que es más lo que nos une que lo que nos separa
cuando puedo pasar horas en silencio sintiendo caricias,
riendo como una descosida, y besándote
cuando me quedan tantos caminos por encontrar
y tanta naturaleza por mezclarme en ella
cuando me quedan tantas cosas por destruirme
y aun más por empezar a construirme
cuando puedo poner el cuerpo en juego
y dejar de ser una ente pasiva que solo lee libros
cuando la magia existe, sí, existe,
¿si no qué es esto que me recorre?
¿Qué sentido tiene ponerme a estudiar
cuando la VIDA me llama a ser parte de ella?
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