Harta de no sentirme digna
de ser quien soy a vuestros ojos,
empeñada en chocar con un listón
que ni siquiera estáis mirando.
Harta de la duda que me asfixia el alma
compitiendo por unas mismas presas:
las ganas, mi verdad, la presencia,
todas huidas y asustadas.
No voy a dejarme morir.
No voy a cuestionar mi existencia.
¿Acaso no me escucho latir?
¿Acaso no me he escuchado siempre?
Siempre. Y hoy lo afirmo desafiante.
He sido siempre,
aun las veces que por miedo casi dejo de ser
fuego
mi esencia
mi identidad en busca pero nunca captura.
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