22.8.16
la noche que patinar me hizo vivir
20.8.16
La independencia que otorga la soledad bien gestionada
Momentos en los que buscas y no ves a nadie que te apetezca mirar a los ojos, porque los ojos que te gustan no están a la vista sino muy lejos o muy distraídos,
y esas personas que siempre estaban resulta que a veces ya no están, y así
te das cuenta de que no está tan mal: echar de menos no es querer volver atrás.
Me voy al espejo y observo esos ojos que aunque a veces no quiera, siempre me devuelven la mirada con la misma exacta intensidad, desde una horizontal perfecta,
se me relaja el corazón y siento una caricia de comodidad por estar conmigo y nadie más.
Y en mi soledad física me pongo del reverso el pecho para mirar que tengo dentro y lxs veo: joder, cómo agradecer tanto a lxs míxs
porque sin ser míxs ni de nadie, sí son una parte de mí, se queden días, meses, años o vidas enteras.
¡Qué más pedir que estar conmigo y con todo lo que encierra mi cuerpo!