9.10.17

hoy mismo

Sky acariciándome, todavía con cara de dormido.

Un abrazo mañanero equivalente al chute de energía que las ganas necesitan para vencer a las dudas.

El viento me empuja y me frena a partes iguales mientras me escapo del carril bici. Des-desconocer no está tan mal a veces.

De nuevo Sky me acaricia, ahora con cara de despierto. Cómodas y sencillamente, conversamos.

Sky y yo nos acompañamos por las calles grises imaginando tierras verdes llenas de bellotas con sombreros elegantes.

Otro abrazo. En este quiero soltar energías, las positivas. Pero no perderlas. Nos expandimos, aunque aún siento que algo importante falta.

Sky me acaricia cansado, yo lo acaricio agradecida.

Melenas rubias, patillas negras, flequillos castaños, pelambreras poco uniformes creciendo por diversos cuerpos. Somos todo a la vez y sin embargo, por primera vez, voz propia.

Me expreso y me reciben expresando: esto era lo que no recordaba. Te lo devuelvo en forma de idea naciendo, que no es poco.

Ya todo recordado busco y encuentro. Nos olemos de nuevo. Nos encanto tanto que la determinación me raspa en la piel.

Me abrumo al ver tanto corazón latiendo. Definitivamente lo que me escucho es algo más que el pulso, os lo digo. Os lo digo aquí y ahora. Sois vosotras golpeándome el pecho por si yo me olvido.

Tanto amor en forma de tortilla, tanta risa malévola escondiendo toneladas de preocupación. Y una que otra verdad que se nos escapa por la boca.

Sky y yo nos abrazamos, nos contamos lo que nos queremos y lo que nos quieren nuestras seres vivientes. Y nos vamos a dormir dándonos las gracias en forma de poema, por cuidarnos.