de estar hundiendo mis botas en el barro,
una estela de huellas
que por vez primera son camino.
se hace camino al andar)
a cada beso
a cada llanto.
verso a verso)
Ser un manojo de nervios,
como si estuviera a la vez aquí sentada
y ahí de pie no sé si al lado o dentro tuya.
Erizárseme cada vello,
como si no me supiera de memoria
prácticamente cada verso.
Llenarme de orgullo el pecho y los ojos
como si fueran mis logros
los que hoy se materializan.
Querer gritar a los cuatro vientos
que te escuchen, que te lean,
que te TIENEN que escuchar.
Verte firmar sin dejar de mirar a los ojos,
deseando volver a tu banquito de la Alameda,
donde no te separa una mesa de tu gente.
Saber que ahora además de Ale
se te puede llamar autora de Desbocá,
y que hoy dormirás en muchas mesitas de noche.
Y sobre todo:
Irme a dormir con la tranquilidad
de quien se sabe bien acompañada.
Por la mañana, como siempre,
un café en tu azotea.
Miedo
me miento
y estancada quedo:
odio sentirme freno.
¿Culpa mía
o de la ciudad?
[Ciudad significa sistema]
Cómo si importara ya.
Naturaleza, una vez más:
lléname de mí.
Tierra, campo, montaña:
ayudadme a conocerme de nuevo.
Sola.
Necesito estar sola con la vida un rato
porque entre tanta gente
ya no sé dónde estamos.
Quiero verme por dentro
y escucharme desde fuera;
a ver si encuentro algo nuevo,
a ver si sueno como vibro.
Y entonces,
ya limpia cómo árbol salvaje,
se pudrirá toda farsa
y volverá mi esencia diluida.
¡Estoy volviendo!
Ojalá podamos esperarme
solo un poco más.