Mi soledad
a veces triste, a veces alegre
tranquila de vez en cuando
otras batallando con la ansiedad,
pero siempre mía,
me llena.
Me abruma a veces amar tanto
no a esos ángeles forrados con papel de plata
a los que miro desde abajo
si no a mis seres mortales de tierra y aire
que habitan cuerpos de fuego y agua
como yo.
Me desenvuelvo
en parte como un regalo
en parte como el azahar
y me descubro otra capa de vida
que sin duda
contiene muchas más.
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