22.6.18

Las gaviotas de Barcelona

En la más cochambrosa ruina una anciana tiene un tendedero.
Ahora que lo miro, no está tan mal.
Creo que eso es lo que digo cuando duele la realidad.

El silencio suena raro, distorsionado
(tremenda gravedad la del asunto);
mi violador no me deja salir a la noche
y me retuerzo en sábanas demasiado blancas pa mi sangre.

Parece que solo se puede ir de dos en dos
parece que vuelvo a no saber ser,
maldita soledad y malditas compañías.

Quiero que me manches
pero quiero poder limpiarme.

Y no sé,
no sé ni dónde estoy,
por eso la gaviotas de Barcelona
de entre todas las personas
eligen reírse de mí.

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