26.2.19

Creérselo

Inadaptadas,
guarras,
violentas,
rubias pijas que te revientan,
machorras,
discretas
y esperpénticas:
Así somos.

Y nos miran con asco, con pena,
pero sobre todo con incredulidad.

Con la misma cara que se les pone cuando me rapo,
dios, con lo bien que me sienta saberme fea a sus ojos.
(Y guapa a los míos, fite tú qué diferencia de miras)

Con la misma cara con la que me miran
cuando me declaro bollera después de besar a un tío.
O a una mujer, vaya, que ni a eso llegan.

Con la misma cara de imbécil que se le queda
al de la toalla de al lado en la playa
al verme pelos hasta en el ombligo.
(Y los ve porque se fija el asqueroso en cada cachito de cuerpo).

Porque no entienden... no entienden que está pasando.

¿Pobre desgraciada necesitada de atención?
¿O quizá dios no la bendijo con la mística de la feminidad?
Error de la naturaleza, error de la divinidad.
¡error menstrual! Eso será...
Veis cuán rota está España...
Malditos catalanes nos están arrebatando hasta la belleza de nuestras mozas.
O tal vez: la anarquía ya no es posible
porque las feministas nos echáis de los sitios por opinar!
(por violentos y pseudo novios violadores vaya).

Hay lamentaciones para cada tipo de macho.

No entienden, no quieren entender.

Y cuando no entienden,
los miro con cara de pena, de asco,
y sobre todo de incredulidad.
Porque no entiendo cómo pueden seguir negando lo evidente.

Que tienen a todo el sistema de su parte, pero nunca nos tendrán a nosotras
porque somos jodidamente libres
¿por qué creen sino que nos matan?

Que son unos cobardes, que lo han sido siempre,
desde que culparon a Eva por comerse una manzana
en vez de su polla cishetera.

Y que ya estamos jartas de aquello de pedir igualdad:
exigimos joderles los polvos, las vistas y las fiestas.
Qué el consentimiento les llene la garganta de sarpullidos,
que se depilen las cejas cuando se saturen de pelo,
que se metan en la cama solos con su conciencia,
a ver qué pasa.

Que les toca a ellos esto de sobrevivir.
Que estamos cansás de tener que elegir todo el rato
entre sumisión o tortura,
entre silencio o humillación,
entre muerte o cárcel.

Que entre nosotras o ellos,
nos elegimos por fin a nosotras.

Que nosotras ya estamos viviendo.
Se nota en sus caras de incredulidad.

Bum, sorpresa, agresiones con respuesta.

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