1.11.18

Por un día

De repente,
sale el sol y,
por un día,
la ciudad cobra vida
allá por donde piso.

Sus plantas escasas se me hacen bosques
y casi veo el horizonte
desde una azotea fértil.
Mi bici se vuelve montura salvaje
y yo amazona sin doma ni dogma.

Sé que no es más que un espejismo
un oasis de vitalidad
potenciado por tanta gente bonita que me rodea
pero lo imaginado tambien puede ser real,
llamalo placebo, llamalo autoengaño
o llamalo como quieras,
pero no me niegues que lo siento.

No me niegues mi verdad,
que el Sol, la luz y el aire fresco
me calientan por dentro,
me renuevan la piel
y me dan energía limpia.

La energía suficiente para aguantar
un par de semanas más
en este desierto de cemento.

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